De los dos prólogos de Paco Ignacio Taibo II que cierran esta edición de Sinsentido (me encanta este nombre y queda a pedir de boca), como decía, de los dos me quedo con la frase “Este libro es la prueba de que no se puede biografiar sin amor”.
El planteamiento de Ángel de la Calle de, a través de sus viñetas, hacernos partícipes del nacimiento de su interés por Tina Modotti e ilustrarnos y narrarnos su acercamiento a esta mujer aproximan tanto al autor como a la biografiada al lector y actualizan su figura, así como el contexto que no podía ser más fascinante. Huyendo de la miseria de la Italia prefascista de 1917, recala en Estados Unidos donde hace unas cuantas películas, es discípula de Edward Weston, con él, se va a México en plena efervescencia intelectual y política, después a Alemania, Rusia, España, etc. Por otro lado, la proximidad que crea el autor al hacernos partícipes, no solo de sus dudas con respecto a los acontecimientos que rodean a Tina, sino de sus propios vaivenes y de los de su amigo Taibo, alejan por momentos al lector de la línea principal, Tina Modotti, y le permiten reenfocar la perspectiva general e histórica y pararse a recordar hechos pasados y tan presentes por mucho que se empeñen en que los olvidemos. Porque no se trata solo de la historia de esta mujer cuanto menos excepcional, sino de un recorrido por nuestra ayer, el de España, el de Europa y el de América.
El hecho de que Tina Modotti tenga una calle en Gijón, honor para el que hizo sobrados méritos viniendo a España, a Asturias, por el Socorro Rojo Internacional en el 34, cuando Franco ya hacía sus pinitos como matarife con los regulares y la legión, la acerca más a nosotros y nos recuerda a aquellas expulsadas Brigadas Internacionales que vinieron a apoyar al legítimo gobierno republicano (en aras del relato escrito y dibujado, renuncia Ángel a unos dibujos que a ellas atañen y que, afortunadamente, nos regala en el posfacio, junto a algunas fotos de Tina Modotti). Esto, unido a la preparación y desarrollo de la Semana Negra de Gijón, crean un feliz contexto narrativo y un estupendo punto de partida para la reflexión sobre esta actualidad tan depauperada, pero que no salió de la nada. La figura de esta mujer comprometida con los hechos que abandonó la fotografía para entregarse a la militancia transmite una tristeza difícil de definir. El cómic en blanco y negro, de aparente sencillez, con unos dibujos muy trabajados, basados en fotos de Tina, en cuadros de entonces, en imágenes familiares para todos, es una verdadera joyita. La narración es muy ágil, pero muy precisa, casi exhaustiva. No escatimó esfuerzos Ángel de la Calle. Ya lo dice Taibo, compañero de viaje, de discusiones, de hotel, de viñeta y al leerlo se nota, repito: “Este libro es la prueba de que no se puede biografiar sin amor”.
Qué buena frase, totalmente cierta: los mejores biógrafos están enamorados (al menos un poco) del personaje. De qué otra manera se explica que pasen meses y años decodificando la piel de alguien que a buen seguro no es ni será amante.
Sí que lo es. En este caso tiene un especial encanto. El cuerpo son los dibujos, el alma las palabras. Eso sí, todo en blanco y negro.
Pues como el Cid, la Modotti sigue ganando batallas/despertando pasiones…
Gracias por tus palabras, Mer.
Uno nunca sabe si al otro lado hay lectores (los compradores que hay si los sabe, pero los lectores, aquellos que tocan el concierto con la partitura que les dejaste, esos solo se conocen de cuando en cuando. Y no veas como se agradece.
Aunque la verdad es que de la mano de Tina es muy fácil.
Muchas gracias.
Ángel
Gracias a ti. Ha sido un verdadero placer seguiros a ti y a Tina por ese viaje en tiempo y espacio tan ilustrado.
Un abrazo
Mercedes
Leyéndola sé q a mi 39 aún no he vivido..
Bueno, son otros tiempos y ahora vivimos de otra manera. Tener que emigrar es duro siempre, pero saber buscarse la vida es una feliz virtud. Estar en el sitio adecuado en el momento preciso, eso sí que es complicado. Y tener un carácter excepcional, como Tina. No obstante, aún tienes, tenemos, tiempo de encontrar experiencias intensas. Seguro que hay gente muy interesante en el anonimato. Gracias por tu comentario, Maribel