Natalia Ginzburg solo escribió -o solo se conocen- dos poemas en verso; este libro tiene mucho de poema en prosa. De triste poema como triste dice la autora que se encontraba en la nota previa que escribió para la inclusión de este relato en una edición de cinco novelas cortas que se publicó en 1965, no obstante esta obra se editó en 1947, tras el regreso de Natalia a Turín después de ser asesinado su marido por los fascistas en el 44 y retomar su trabajo en la tenaz editorial Einadi al ser ella, a su vez, liberada.
Y digo que tiene mucho de poema por las cadencias que se repiten retomando imágenes que sugieren sensaciones -pero no las expresan-, marcando el ritmo de las olas en la bajamar puesto que se abre Y eso fue lo que pasó en el punto más alto de la pleamar, únicamente le queda retirarse desplegando la historia que condujo al tiro entre los dos ojos con el que arranca esta confesión necesaria y apócrifa. Tiene Ginzburg la difícil virtud de transmitir el sinsentido sin engolamiento, como una plácida lectura al calor de un fuego en extinción y sin embargo vivo.
Es una novela breve, se lee en menos de una tarde y el regusto permanece en la boca, en los oídos, incluso en los ojos. Un matrimonio que parece un fin indispensable. Era la primera vez en mi vida que lloraba por un hombre así que pensé que tenía que amarle para estar llorando de aquella manera. Una historia de soledad intransferible expuesta con una delicada belleza que emana de un personaje aparentemente trivial, pero capaz. La trágica vida cotidiana de una de tantas mujeres apagadas por la inercia y el desconocimiento de sus posibilidades, de su propia voz. Natalia Ginzburg les presta la suya, como en esa otra maravilla Las palabras de la noche.
Como siempre, magnífica Ginzburg.
Leí de ella «Querido Miguel» y «La ciudad y la casa», ésta no -sé que es tremenda: no era para menos-, pero espero leerla pronto. En las dos que cito la tristeza siempre está, pero creo que se ríe un poco de ella.
Sí que tiene su sentido del humor, pero aquí poco y si algún comentario pudiera ser ingenioso, está lleno de amargura.