Ella, tan amada de Melania G. Mazzucco

Maquetaci—n 1

Arranca la novela con un trávelin sobre Annemarie Schwarzenbach, la tan amada. El texto sigue a la escritora en su último viaje. Va a Bocken a firmar los papeles de propiedad del que, hasta entonces, ha sido su refugio alquilado. En esta introducción nos presenta Melania Mazzucco a los personajes centrales sobre los que hace bascular la estabilidad emocional de la protagonista: la madre, Renée, la amada-amiga Erika Mann, el cómplice Klaus Mann y el esposo, Claude. Y los presenta simultáneamente, intercalándolos mientras viven, ajenos, esos mismos momentos. Renée atendiendo su pasión, los caballos. Erika entregada a su actividad política, Klaus, como ella tantas veces, perdido, Claude, añorándola, esperándola.

La acción empieza en la Navidad del 31, en una supuesta presentación en la mansión de los Schwanzerbach de los hermanos Mann. Annemarie tiene 23 años, ha acabado sus estudios en Berlín y ha llevado una vida disoluta que ha transcendido a su familia. Melania Mazzucco, respetando la información recibida en algunos casos y cambiándola en otros, fabula sobre la vida y sentir tanto de la protagonista como de sus allegados. En algunos capítulos nos hace partícipes de su investigación, de su búsqueda de material para ambientar la novela y acercarse a la persona que era Annemarie. Su punto de vista es una mezcla de narrador omnisciente e interno; cuenta en tercera persona los hechos y algunas reflexiones, para abandonarla a su conveniencia y adoptar la primera, sea esta la de Annemarie como la de alguno o alguna de los principales actores. Este recurso le resta voz a A, Schwarzenbach, diluyendo su personalidad, lindando, en ocasiones, peligrosamente con lo cursi (así Claude, sobre el que, al final, M.M. nos advierte que no pudo contactar con su hijo adoptivo, lo que “le permitió inventarse casi todo sobre el personaje”, resulta en el capítulo El último enclave de África, cuanto menos, excesivamente explícito) y aportando demasiada información. También es cronista y recoge datos que nos transmite dentro de la trama, o en capítulo aparte -como el llamado En las profundas tinieblas, estupenda analepsis sobre la familia Schwarzenbach-.

Su manejo del tiempo es excelente. Partiendo de un comienzo que anticipa el final en todos sus detalles, la obra completa la gran elipsis, con continuos saltos en el tiempo, creando casi una intriga donde no son detalles los que faltan. Melania Mazzuco es guionista de cine, teatro y radio, y el ritmo ha de ser una de sus virtudes, así como la precisión en la ambientación. La narración es profusa y detallista. Resulta más interesante como novela en si, que como aproximación a la tan amada, aunque no por esto sea desdeñable. Annemarie Schawarzenbach es una escritora atractiva tanto por su particular relación con las obras que escribía -vida, ensueños, viajes, amores y drogas se funden en Muerte en Persia-, como por sus orígenes -una familia extraordinariamente rica, comerciante en seda y con más que simpatía hacia los nazis-, el entorno afectivo sexual en que creció, la rigidez -o casi mejor hipocresía- de las normas de aquella sociedad, por el ímpetu viajero que la hizo recorrer países de difícil acceso, y muchísimo más para una mujer, -el Congo- y por sus amistades -Thomas Mann e hijos, Carson MacCullers, Ella Maillart…-. Resulta, en esta novela, una figura enigmática usurpada a sus amigos en sus últimos días por una madre posesiva y feroz.

Mención aparte la manía de la traductora o de la correctora, de utilizar la raya a manera de coma, que me irritó bastante durante la lectura. Supongo que es así en italiano y fue un despiste de estos, totales. Discusiones aparte sobre las normas de puntuación, que puede haber y muchas, una vez que las rayas introducen un diálogo o, si funcionan como comas, separan un inciso, hay que poner las dos rayas, si no, pues coma, oye. Muy nerviosa me puso, sí, porque se repite mucho -pero mucho.

Melania-Mazzucco

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